miércoles, 10 de abril de 2013
A n ó n i m o
auténtica
de una elocuencia increíble
mi primera crítica
con exactitud no la recuerdo
(estaría bueno...!)
unas pocas palabras separadas por una coma
que por supuesto borré de inmediato
pero que me dejó
al terminar una primera lectura
una rara sensación triunfal y triste a la vez al constatar
un desconocimiento absoluto hacia lo prójimo
o hacia esos lugares comunes de los hablara don Julio
por no mencionar su falta de tacto
en identificar cierto guiño a Ricardo Reis
-apunta anónimo
esa otra cara de Pessoa
no había más propósito en el poema-.
Yo sé que la mayoría de los que dicen escribir poesía
se creen los únicos poetas
y ello hizo elevar orgullosas
mi soledad y las ganas de seguir escribiendo y leyendo
leyendo y escribiendo
de seguir con ésto
donde como puedes ver
no me escondo detrás de la mediocre y cobarde
máscara del anonimato.
Te lo digo con toda la sinceridad posible
de la que es capaz un poeta.
Ahí te dejo otra directa.
Sólo te falta comprenderla.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Cuestión de impulsos
jueves, 6 de octubre de 2011
Un pasmo
lunes, 22 de agosto de 2011
...acerca de Delirium Tremens
Principios de julio de 2.011
Más de dos años esperando desde que me quedé en el paro. Dos años que se han pasado en un plis plas, en los que he intentado hacer algo que no resultó, que no terminó de cuajar, y mientras tanto he estado mirando con recelo a todo jefe potencial. Ahora se presenta una oportunidad. Una oportunidad que me hace dudar de mis aptitudes y de la realidad tal y como me la exponen, pero al parecer, y a ojos de todos, se trata de una buena oportunidad. Dos entrevistas con el individuo. Absolutamente como casi todos: analfabeto sin solución. Dos entrevistas fructíferas, me atrevería decir. Se suponía que empezaba hoy. Ha llegado y ni los buenos días. Me ha propuesto un aplazamiento en el comienzo de nuestra relación laboral. Cosas del contrato, de mis vacaciones, que se queda sin bonificaciones en la Seguridad Social… He retomado el camino a casa llorando extrañamente. Y no sabría decir por qué. Hacía tiempo que no lloraba...
lunes, 16 de mayo de 2011
Puro teatro
sábado, 7 de mayo de 2011
...acerca de Delirium Tremens
Como en su día te contesté te conocí en el antiguo bar llamado… Bueno tú ya sabes cómo se llamaba. No me alejaría mucho de la verdad si ahora te dijera que me produjiste una impresión extraña, una mezcla de sobresalto y de escalofrío agradable la primera vez que me miraste. Bueno, conocerte… en sentido estricto conocerte no te conozco, simplemente te vi aparecer una noche por allí y las siguientes noches (podrían ser milquinientastreintaydos…?) entraba buscándote como un yonqui busca su dosis por todos los rincones, que mira que tenía rincones el bar, y si no te veía pues seguía con lo mío, es decir atiborrándome de cerveza y tratando de disfrutar de la música que ponía normalmente el dueño del local, y si te veía ya la cosa cambiaba, me explico, me anclaba en la barra y ni disfrutaba de música alguna ni escuchaba a nadie, ni fumaba, ni nada de nada. Tu visión anulaba por completo mi voluntad, hasta un mero intento ínfimo de voluntad por mi parte, sólo me apetecía quedarme allí mirándote (sí, he de reconocer que a veces, dependiendo de la cantidad de cerveza ingerida, lo hacía de una forma más que descarada) viendo como tu ¿novio?¿acompañante? se mosqueaba un huevo por la situación pero que nunca se acercó y me dijo algo (aún no entiendo cómo) y, por qué no decirlo, también esperanzado en que te me acercaras y me dieras aunque fuera un bofetón, oh!, cómo me habría encantado…!!! Y me preguntas, después de tanto tiempo invertido en averiguar tu nombre, dónde vives, tus gustos y tus adjetivos, si tienes hermanos o hermanas, qué tal te llevas con tu madre, si te gustan realmente las compañías que frecuentas, de si crees que la poesía puede cambiar un estado de ánimo, una vida; después de pasar innumerables noches en blanco sólo imaginando la línea de tu labio inferior, hora tras hora, intuyendo el olor de tu cálido aliento, preguntándome y al mismo tiempo afirmando si tendrías cosquillas en el estómago, si tu piel colmaría todas las expectativas que se habían creado las yemas de mis dedos, me preguntas si te conozco. Por dios, pues claro que no. Qué más quisiera… No sé nada sobre ti. Sólo sé tu cara.