sábado, 7 de mayo de 2011

...acerca de Delirium Tremens

Como en su día te contesté te conocí en el antiguo bar llamado… Bueno tú ya sabes cómo se llamaba. No me alejaría mucho de la verdad si ahora te dijera que me produjiste una impresión extraña, una mezcla de sobresalto y de escalofrío agradable la primera vez que me miraste. Bueno, conocerte… en sentido estricto conocerte no te conozco, simplemente te vi aparecer una noche por allí y las siguientes noches (podrían ser milquinientastreintaydos…?) entraba buscándote como un yonqui busca su dosis por todos los rincones, que mira que tenía rincones el bar, y si no te veía pues seguía con lo mío, es decir atiborrándome de cerveza y tratando de disfrutar de la música que ponía normalmente el dueño del local, y si te veía ya la cosa cambiaba, me explico, me anclaba en la barra y ni disfrutaba de música alguna ni escuchaba a nadie, ni fumaba, ni nada de nada. Tu visión anulaba por completo mi voluntad, hasta un mero intento ínfimo de voluntad por mi parte, sólo me apetecía quedarme allí mirándote (sí, he de reconocer que a veces, dependiendo de la cantidad de cerveza ingerida, lo hacía de una forma más que descarada) viendo como tu ¿novio?¿acompañante? se mosqueaba un huevo por la situación pero que nunca se acercó y me dijo algo (aún no entiendo cómo) y, por qué no decirlo, también esperanzado en que te me acercaras y me dieras aunque fuera un bofetón, oh!, cómo me habría encantado…!!! Y me preguntas, después de tanto tiempo invertido en averiguar tu nombre, dónde vives, tus gustos y tus adjetivos, si tienes hermanos o hermanas, qué tal te llevas con tu madre, si te gustan realmente las compañías que frecuentas, de si crees que la poesía puede cambiar un estado de ánimo, una vida; después de pasar innumerables noches en blanco sólo imaginando la línea de tu labio inferior, hora tras hora, intuyendo el olor de tu cálido aliento, preguntándome y al mismo tiempo afirmando si tendrías cosquillas en el estómago, si tu piel colmaría todas las expectativas que se habían creado las yemas de mis dedos, me preguntas si te conozco. Por dios, pues claro que no. Qué más quisiera… No sé nada sobre ti. Sólo sé tu cara.

1 comentario: