martes, 30 de marzo de 2010

España

Hace poco más de un año dejé de trabajar en un lugar donde se vendían todo tipo de materiales para la construcción. Como supongo, casi todos los negocios parecidos en este pueblo (o ciudad, según el flamante senador Limones) eran proveedores del ayuntamiento. Desde allí la encargada de compras realizaba sus consultas de precios y tarifas a los diferentes establecimientos a fin de realizar pedidos de camiones de arena, de ladrillos, de cemento, etc., para las diferentes obras que estuvieran en marcha. Esta mujer, a su vez, delegaba en unos cuantos encargados de obras repartidos por los distritos del pueblo, que eran los que, por así decirlo, estaban sobre el terreno y reclamaban el material que estimaban necesario a la citada Jefa de Compras del ayuntamiento. Ésta, con las tarifas de unos y otros de por medio, nos mandaba el denominado "vale de compra", que era como una factura, con su IVA y demás, con el importe exacto y definitivo. Digamos, por ejemplo, que se trataba de tres camiones de albero grancilla y uno de albero fino para una explanada en un colegio, cuyo importe supusiera unos mil seiscientos cuarenta euros con dieciocho céntimos. Pues bien, así funcionan las cosas:

El encargado correspondiente al distrito donde se hallaba el colegio aparecía por el polvero a la mañana siguiente de recibir nosotros el "vale", lo firmaba (haciendo ver como que el material había sido recibido) y convenía con el hombre que me pagaba digamos que un tercio de la base imponible a cambio del "favor". Tan sencillo como eso. Y ahora me pregunto: si existe esta clase de corrupción a una escala tan baja, ¿qué no habrá en esos despachos en los que se manejan presupuestos multimillonarios? ¿Tan difícil resulta ser honesto y honrado en esta mierda de país? Los últimos casos de corrupción que salen en los informativos son sólo la punta del iceberg. Dejemos de engañarnos. Aquí la cultura del trabajo no existe. Aquí lo que prima es no ser tonto, porque si tú no coges "el sobre" hay cincuentamil ansiosos por meterle mano. Tratar de vivir de forma grande pero sin esfuerzo es a lo que hemos llegado y, nos guste o no, el ideal más palpable que hay en el ambiente es el de llegar a los medios de comunicacíon, poner a parir a quien te digan a cambio de una pasta gansa mientras se va perdiendo la dignidad por el camino, o hacerte directamente narcotraficante. El dinero fácil, eso es lo que hay, eso es lo que existe, porque todo es dinero y al mismo tiempo todo es mentira. Y sobre todo triste para los que en su día tuvieron puestas todas sus esperanzas en nuestra joven democracia.

Mirad. Yo seré tonto y moriré tonto, simplemente porque sé diferenciar lo que está bien de lo que no.

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