Cada vez eran más numerosos los que afirmaban enfrentarse a los problemas con sus cojones. Al más mínimo obstáculo sus cojones, que le llevas algo la contraria sus cojones, que la razón intenta entrar por algún resquicio de su cabeza sus cojones. Así podría seguir no sé cuántos kilómetros. Y en todos ellos la repulsión irremediable por un libro.
viernes, 2 de julio de 2010
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