viernes, 18 de septiembre de 2009

Intento de amanecer en Zahara

Desde la noche anterior sabía que aquella mañana sería especial por el espectáculo que presenciaría en los próximos minutos. Lo había planeado todo: el reproductor de cd's del coche, el disco de Camarón, la cañita y el sombrero de paja. Ataviado con unos pantalones vaqueros mal cortados, una camiseta de tirantes blanca y las chanclas, salió del dormitorio sigilosamente para no desvelar a su mujer. Aún era de noche. Cuando llegó a la playa se vislumbraba ya un vago trepar de la luz del nuevo día y dos figuras, allá en la lejanía, que despegaban disimuladamente sus cuerpos. Y entrando en el ensimismamiento fabulado el día anterior, mirando el horizonte, oyó una voz detrás suya que le preguntaba "¿Se puede saber qué hace usted aquí?".

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