jueves, 14 de abril de 2011

Inacabado 2008-Las horas (A ti, Perico)

Llevo varios días dándole vueltas
a lo que voy a escribirte
y pasarán otros tantos antes de terminarlo seguro.
Vivimos tiempos perros. De nada sirve la historia.
En tu exilio por esas otras tierras de España
no verás aumentar la lista del paro
ni los rostros que la componen
ni cómo los del sillón de cuero
rescatan a banqueros en peligro de perder riqueza
y se olvidan de las infantiles lágrimas de la hambruna
en los continentes expoliados por nuestro primer mundo.
Tampoco te habrás enterado
de la última masacre en Palestina.
Aspiramos a vivir demasiado bien
y siempre pagan los mismos.
Algo te conozco y sé que hace ya tiempo perdiste
la fe en el ser humano. Por los días que corren
solamente puedo darte la razón. No estaría mal
ir a tu encuentro estés donde estés e ignorar
de una vez por todas
la locura la maldad la avaricia
la vida de rumbo fijo que nos marcaron
desde un principio. Pero no puedo. Ahora no.
Seguí esa línea y aquí estoy
con la pluma en la mano
y el alma embaucada e irremediable
preguntándome cómo es posible
que haya aglutinado tanto amor
y haber vivido antes sin él
haber vivido hasta ahora sin él.
Te mentiría si dijese que hay pocos instantes
en los que me siento completo
como si al fin me hubieran alcanzado
el libro de instrucciones
aunque soy consciente del peligro de mi mente puta
la más desestabilizadora de mis féminas
cuando me inflige con imágenes durante ciertas noches
que lanzo de inmediato contra mí
con el peor miedo de mi existencia.
Sí Pedro, ya ves que todo lo de hasta ahora
ha quedado relegado sin trauma alguno
afortunadamente
pues se ha configurado la prueba evidente
casi sin darme cuenta
que nada de proyectos o futuros propósitos sirven
que aferrarme a las horas
niega una supuesta adaptación a lo que se hace un mundo.
Hora tras hora se llega
tú bien lo sabes caminante.
Decir que cumpliré con lo pactado
que entre estas paredes se encuentra mi ecosistema
tranquiliza el cuerpo y alerta mi espíritu
pero de momento en esta hora
es lo que es. Hay fuera
demasiado fuego cruzado de belleza
cantos de sirenas
mucho peligro. Podría enamorarme
de ese algo nuevo perdidamente
y entonces no habría vuelta atrás a mi actual coraza
a mi contento y deleite diario
a mi vida más que bastante.
No quiero que creas
que todo son excusas para no ir a verte.
Ya te dije por teléfono que lo intentaría.
Sólo quería dejarte constancia de mis ánimos
que creo te importan como a mí los tuyos.
Pero es difícil condensar
tanto pasado y pensado en estos meses
desde que te fuiste. Así que de momento
aquí lo dejo hasta la próxima
que seguro habrá. Se despide
un fiel admirador del hombre libre
al que tú en esta hora encarnas.
Un gran abrazo Sr. Troncoso.




Era la promesa de la felicidad
y no su consecución
lo que había impulsado toda la maquinaria,
la locura y la gloria de quienes somos.

Rayuela

5 comentarios:

  1. Aclaración: comencé a escribirlo en los últimos meses del 2.008, yo estrenando paternidad y mi Peri el Camino de Santiago desde Sevilla. Yo aquí cobijado y él sin saber donde dormiría la noche siguiente...

    ResponderEliminar
  2. Ya me extrañaba a mi, no tenía noticias de otro viaje.. Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Por cierto, me gusta mucho como escribes

    ResponderEliminar