domingo, 3 de abril de 2011

Un bicho

De nuevo he sido atacado de forma brutal. Van dos veces en apenas tres meses y en esta ocasión me he quedado tan débil que apenas reconozco mis movimientos. Ya estoy saliendo, pero han sido tres semanas de fiebres tan intensas que llegué a delirar por primera vez en mi vida, viendo cientos de extraños insectos subiendo por las paredes de mi dormitorio. Al parecer se trata de un bicho que se instaló en mis pulmones y que sólo a base de antibióticos podrá desaparecer. A día de hoy me quedan por tomarme seis pastillas para terminar con el tratamiento.

Ahora habrá que plantearse seriamente un cambio de hábitos, pues está visto y comprobado que mi sistema inmunológico es una puta mierda. Es cierto (haciendo examen de conciencia) que no me cuido demasiado, que no hago mucho deporte, que como lo que me da la gana... Pero acaso llego a un veinte por ciento de lo que algunos de mis conocidos (que no amigos) hacen con sus cuerpos y éstos lucen una salud a prueba de bombas durante todo el año. Sin embargo, y por decir una media, yo suelo coger unos ocho o diez resfriados por año, todos de garganta, todos relacionados con el humo, con un humo que no entiendo cómo se muestra tan agresivo con este pobre hombre que escribe, pues como ya digo no hago un abuso ni mucho menos tan escandaloso como los que por ahí se ven. Y es que a mí me encanta fumar, pero puedo pasarme sin fumar días y días y no lo echo demasiado de menos. Pero sí, hay que empezar a cuidarse. Podría decirse que le llegué a ver las puntitas de las orejas al lobo. Hace unos días, en plena lucha contra la fiebre y la incansable tos de mierda, le llegué a comentar a mi mujer que morirse en un hospital en una situación así debía ser lo más horrible imaginable. No miento si digo que la desesperación ha aparecido en más de una ocasión a lo largo de estos días. Y era una neumonía...!!!

Afortunadamente, ya vamos saliendo. Todos los problemas como el paro, el porvenir más que incierto, el puto Gadafi y la central de Fukushima, la crisis que se perpetúa, ZP y sus posibles sucesores... Todo eso queda en un más que segundo plano, todo eso son tonterías cuando ves que el termómetro no da tregua y que sólo puedes bajar la temperatura de tu cuerpo duchándote con agua fría a las cuatro de la mañana mientras no puedes siquiera hablar por los temblores desmesurados y el rechinar de dientes sin pausa.

Ahora escucho mi Betis, que le acaba de empatar al Celta. En un día normal lo estaría viendo en el bar, y aprovecharía el descanso para fumarme un cigarrito con los demás fumadores. A veces pienso que no tengo mucho que ver con la gente que se agolpa en la puerta del bar para inhalar de forma compulsiva, que no los conozco, que no me conocen, y me pongo inexplicablemente triste. Y es que es un acto tan estúpido... como reconfortante sin una explicación clara, siendo sincero. Pero quiero decirle de una vez por todas adiós al puto bicho, por mucho que eche de menos al humo.

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